ALMERÍA | Fátima K., marroquí de 24 años, fue detenida el miércoles
'Mató a su hijo por la vergüenza de tenerlo sin estar casada'
Los vecinos coinciden: "Fátima ocultó su embarazo hasta el último día porque lo veía como una vergüenza para su familia". M. es vecina de Fátima K., la marroquí de 24 años detenida el miércoles en El Ejido por el presunto homicidio de su propio bebé recién nacido, y está convencida de que el motivo del horrendo crimen ha sido la "vergüenza" que sentía la joven porque "iba a tener un hijo fuera del matrimonio".
La muchacha estaba separada de su marido "desde hacía unos dos años", señala la vecina. "Sus padres, con quienes vive, practican la religión musulmana, quizás son demasiado religiosos, y para ellos que tuviera un hijo no reconocido sería una humillación", añade M., otra joven marroquí, de 17 años, aunque nacida en El Ejido, quien dice conocer bien a la familia.
Conocidos de la joven y vecinos del número 7 de la calle Maestro José Ruiz, desde cuya azotea la joven arrojó, presuntamente, a su hijo recién nacido, y donde vivía desde hace muchos años su familia, coinciden al asegurar que nadie sabía del embarazo de la chica hasta el mismo día del crimen.
"Mi hija trabaja con ella, estaban todo el día juntas y no sabía que estaba embarazada, y estoy segura de que sus padres tampoco", dice A., vecina marroquí de la familia, que vive en el segundo piso del inmueble.
Y es que Fátima, según todos sus vecinos, estuvo trabajando hasta el último día en una empresa de la ciudad dedicada a la comercialización de plantas aromáticas, donde también trabajan su hermana Asisa y una vecina del mismo edificio, quien asegura que se enteró del embarazo tras conocer la detención de su amiga.
Hasan y Fátima, un matrimonio que reside en el mismo edificio, también dicen conocer bien a la familia de la joven homicida. "Los padres no sabían nada de su embarazo, seguro", afirman con convicción. También dudan de que supiera algo la hermana menor, Asisa, aunque Nieves, una vecina española del barrio, dice estar convencida de que, supuestamente, fue ella quien ayudó a parir a su hermana, así como a ocultar durante meses el embarazo.
Nieves y M., ambas vecinas del barrio, afirman saber "de buena tinta" que Fátima había usado, "al menos en los últimos cuatro meses, fajas para evitar que nadie supiera de su estado, para evitar la vergüenza de su familia, muy religiosa, quizás más de la cuenta".
"Así de cerrados somos todavía, por desgracia, los marroquíes, aunque otros muchos jóvenes no estamos de acuerdo con esta forma de pensar y, sin duda, hubiéramos tenido el hijo con todas sus consecuencias. Han querido que no se enterara nadie y ahora lo sabe todo el mundo, es una vergüenza", añade M.
Aunque algunos vecinos marroquíes del barrio se muestran reacios a creer que los padres de la chica no hubieran sabido nada de su embarazo hasta el miércoles, la mayoría piensa que la joven lo ocultó a todo el mundo hasta el final. «Si los padres lo hubieran sabido no habría pasado esto», afirma Mohamed, otro vecino de la zona quien no duda al considerar al padre de la joven como "una grandísima persona".
"Si, todos son buena gente", coinciden Hassan y F., otros dos vecinos del barrio, en las inmediaciones de la calle Manolo Escobar, que se ha convertido en los últimos años en una de las principales zonas de residencia de la colonia marroquí en El Ejido. Pero eso no es óbice para que el barrio marroquí deje de condenar lo sucedido. "Eso no se hace ni con los perros", exclama una joven.
El relato de los hechos
Según las primeras hipótesis, la noche del pasado martes, tras dar a luz en su casa, un tercer piso del número 7 de la calle Maestro José Ruiz de El Ejido, sola o con la ayuda de algún familiar, Fátima K. habría subido a la azotea del edificio para arrojar al recién nacido al pequeño hueco, de unos 50 centímetros, que separa el inmueble de otro contiguo, donde el pequeño quedó oculto.
Posteriormente, aquejada de una hemorragia y de fuertes dolores abdominales, acudió al servicio de Urgencias del Hospital de Poniente. Allí, de inmediato, los médicos descubrieron que acababa de alumbrar, por lo que alertaron al Cuerpo Nacional de Policía, aunque ella en un principio se negó a dar datos de dónde se encontraba su hijo y en qué estado.
Finalmente, después de que la Policía buscara al bebé por todo el edificio e incluso impidiera la recogida de la basura esa misma noche en toda la calle para buscar el cuerpo en los contenedores, la joven reconoció que había arrojado al niño al hueco entre los dos edificios, donde fue encontrado el miércoles por la mañana por los agentes.
En ese momento fueron detenidos sus padres, Mohamed K. de 52 años, y Marian L., de 45, así como su hermana menor, Asisa K., de 19 años, por su presunta relación con los hechos. El matrimonio tiene al menos otros tres hijos que no viven en el mismo domicilio.
Los tres nuevos detenidos debían declarar esta tarde en la Comisaría. La presunta homicida, tras ser dada de alta en el hospital ejidense, debía también prestar declaración ante la Policía y a continuación estaba previsto su ingreso en la prisión de El Acebuche por orden judicial.
Se espera que de la declaración de los padres, la hermana y la presunta homicida se pueda determinar exactamente cómo se produjeron los hechos, aunque también se está a la espera de conocer las causas exactas de la muerte del bebé, algo que determinará la autopsia del cuerpo, practicada el miércoles en el Instituto de Medicina Legal de Almería. En principio, todo apunta a que falleció a consecuencias de las heridas sufridas al ser arrojado desde la azotea de la casa donde nació minutos antes.
VIVA LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES Y EL MULTICULTURALISMO.
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